domingo, 10 de enero de 2010

4. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL 1833-1868





4. LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL 1833-1868
I. LAS REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA (1833-1843).
El problema carlista. Antecedentes: El problema sucesorio
En los últimos años de su vida, Fernando VII consiguió tener descendencia con su cuarta esposa, María Cristina, y nació Isabel de Borbón. Unos meses antes del parto, en previsión de que el recién nacido no fuera varón, el rey aprobó la Pragmática Sanción por la que se abolía la Ley Sálica que excluía del trono a las mujeres.
Carlos Mª Isidro, hermano del rey y hasta ese momento su sucesor, vio cerrado su camino al trono. Carlos no aceptó los derechos de su sobrina al trono apoyándose en sus partidarios, los denominados "apostólicos", núcleo del absolutismo más intransigente.
La guerra civil (1833-1839)
Tras la muerte de Fernando VII, se iniciaron levantamientos armados a favor del pretendiente Carlos. Comenzaba una guerra civil que iba a durar seis años y que dividió al país.
• ISABELINOS: formado por las altas jerarquías del ejército y la Iglesia. A ellos se unieron los liberales, que vieron la posibilidad de alcanzar el poder defendiendo los derechos dinásticos de Isabel.
• CARLISTAS: formado por todos los que se oponían al reformismo liberal: nobleza rural, bajo clero y el pequeño campesinado católico del Norte (Navarra, País Vasco, Cataluña rural y Maestrazgo). El carlismo esconde un conflicto campo-ciudad, porque en esas zonas las ciudades (Bilbao, Pamplona, San Sebastián) fueron liberales a lo largo del conflicto. El lema de los carlistas era “Dios, Patria, Fueros, Rey” y su programa político:
- Defensa de la monarquía absoluta y oposición radical a las reformas liberales
- Tradicionalismo católico y defensa de los intereses de la Iglesia
- Defensa de los fueros vasco-navarros
Destacaron dos militares: el carlista Zumalacárregui y el liberal Espartero. Tras unos primeros años inciertos en los que los carlistas lanzaron expediciones llegando a las puertas de Madrid, desde 1837 las derrotas carlistas fueron continuas y don Carlos terminó huyendo a Francia.
La guerra concluyó con el Convenio o Abrazo de Vergara (1839) firmado por Espartero y Maroto, principal líder carlista tras la muerte de Zumalacárregui. Este acuerdo reconocía los grados militares del ejército carlista, mantenía algunos privilegios forales y eliminaba otros.
LAS REGENCIAS DE MARÍA CRISTINA (1833-40) Y ESPARTERO (1840-1843)
La alianza de los liberales con la monarquía.
Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de Fernando VII en 1833. Pese a las diferencias de ideario, los liberales eran la única fuerza capaz de mantenerla en el trono y María Cristina llamó a Martínez de la Rosa, un liberal moderado que emprendió tímidas reformas:
• Estatuto Real (1834). Carta Otorgada, concedida por voluntad Real, no una constitución:
- Cortes bicamerales: Cámara de Próceres (nobles y obispos de designación real) y Cámara de Procuradores, elegida por sufragio censitario muy restringido.
- Enorme poder del rey: podía convocar y suspender Cortes y cualquier ley.
- No hay separación de poderes ni se recogen los derechos ciudadanos.
Aparte del Estatuto Real, de breve vida, se tomaron otras medidas de mayor trascendencia:
- Abolición de la Inquisición tras ser suprimida y restaurada varias veces desde 1808.
- Creación de las provincias (1833) por el decreto de Javier de Burgos. Desde entonces están gobernadas por diputaciones y apenas ha sufrido cambios. En el ámbito castellanomanchego se crearon las cinco provincias actuales destacando la provincia de Albacete de nueva creación (a costa de Murcia, la Mancha y Cuenca). Unos años más tarde algunas reformas cedieron Requena y Utiel a Valencia y Villena a Alicante.
La escisión de los liberales.
La insuficiencia de las reformas llevó la escisión de los liberales en dos grupos: moderados y progresistas.
Los liberales progresistas, antiguos exaltados, mantendrán el siguiente ideario:
• Limitación del poder de la Corona: Soberanía nacional
• Ampliación de las libertades y los derechos.
• Reformas radicales: desamortización de los bienes del clero y de los ayuntamientos.
• Sufragio censitario más amplio.
• Elección popular de alcaldes y concejales en los ayuntamientos.
• Liberalismo económico y reducción de la protección arancelaria.
• Constitución de la Milicia Nacional, como garante de las libertades.
Los progresistas tuvieron su apoyo en las clases medias urbanas: artesanos, tenderos, empleados y sus dirigentes fueron Espartero, Mendizábal, Madoz y Prim.
Los liberales moderados plantearon un programa mucho más conservador:
• Aumento del poder real: Soberanía compartida.
• Orden y autoridad fuerte: fortalecimiento del poder real y libertades restringidas.
• Rechazo a las reformas que pusieran en cuestión sus propiedades. (No obstante no devolvieron sus propiedades al clero o a los ayuntamientos desamortizados).
• Sufragio censitario restringido.
• Designación de los ayuntamientos por el gobierno central.
• Supresión de la Milicia Nacional.
Su apoyo residía en las clases altas del país: terratenientes y la gran burguesía. Sus principales dirigentes fueron Martínez de la Rosa, el general Narváez y Alejandro Mon.
Los progresistas en el poder (1837)
ANTECEDENTES: "Sargentada de la Granja" (1836): los sargentos de la Guardia Real obligaron a la Regente a suspender el Estatuto Real y proclamar la Constitución de 1812. María Cristina tuvo que llamar a los progresistas al poder (Calatrava, Mendizábal). Éstos llevaron a cabo reformas que desmantelaron definitivamente el sistema feudal medieval:
• Desamortización de Mendizábal (1836): incautación y posterior venta de los bienes eclesiásticos sobre todo del clero regular. El objetivo era triple:
-Obtener dinero para la guerra de la venta de las tierras.
-Realizar una reforma agraria que beneficiase a los campesinos más pobres
-Crear una clase media rural que simpatizase con los liberales.
La burguesía manipuló para que se dividieran las tierras en grandes lotes que el campesinado no podía comprar. Así las clases adineradas hicieron un gran negocio y la tierra cambió de dueño pero su propiedad siguió en manos de unos pocos. Esto generó un gran malestar en el campo porque pocos se beneficiaron y muchos campesinos pasaron de siervos a jornaleros empeorando su situación.
• Abolición de los señoríos: los señoríos jurisdiccionales desaparecieron definitivamente y las tierras pasaron a ser propiedad privada de los nobles (antes no lo eran)
• Supresión del diezmo: La iglesia se vio privada de la décima parte de los impuestos.
La Constitución de 1837 es fruto de la búsqueda de compromiso con los moderados mediante una serie de concesiones. Es progresista pero abandona los principios democráticos de 1812:
• Soberanía nacional
• División de poderes: ejecutivo (Rey), legislativo (Cortes) y judicial.
• Cortes bicamerales: Congreso de los Diputados y Senado (1812 unicamerales)
o Senado nombrado por el rey entre la aristocracia y el alto clero.
o Sufragio censitario (1812 universal indirecto).
• Ejecutivo: el Rey.
o Designa a ministros que deben ser aceptados por las Cortes.
o Veto ilimitado (1812 limitado).
o Convoca y disuelve las Cortes (1812 no).
• Derechos individuales y libertad de imprenta, opinión y publicación.
• Estado aconfesional: pero se mantiene económicamente a la Iglesia (1812 católico).
La caída de María Cristina y la regencia de Espartero
La oposición de la Regente a la Ley de Ayuntamientos de 1840 (elección alcaldes y concejales) y otros problemas que le forzaron a renunciar y a exiliarse. Nuevo Regente: el General Espartero (1840-1843) liberal progresista:
• Continuación de la desamortización comenzada por Mendizábal.
• Acuerdo librecambista con Inglaterra. Éste engendró grandes protestas en Barcelona que fueron duramente reprimidas. El bombardeo de la ciudad llevó a que Espartero perdiera toda su popularidad, incluso entre los propios progresistas.
Finalmente, una sublevación militar organizada por los moderados, a la que se unieron algunos progresistas, precipitó el fin de la Regencia de Espartero. Las nuevas autoridades aceleraron, pese a tener solo catorce años, la coronación como reina de Isabel II.
II. LA DÉCADA MODERADA (1844-1854)
Isabel II mostró desde un principio su preferencia por los moderados. Esto dejó fuera del juego político al partido progresista que optó por negarse a participar en unas consultas electorales claramente amañadas y preparar pronunciamientos.
El nuevo gabinete fue presidido por el general Narváez, que tuvo que sofocar una segunda guerra carlista que no pasó de una guerra de guerrillas en el Norte. Otras acciones fueron:
• Creación de la Guardia Civil, fuerza armada encargada de aplicar la ley y orden en el medio rural y supresión de la Milicia Nacional.
• Ley de Ayuntamientos que reservaba al gobierno el nombramiento de los alcaldes.
• Reforma del sistema fiscal de Alejandro Mon. Se creó un nuevo sistema fiscal racional, eficaz y moderno, que puso fin al sistema tributario del Antiguo Régimen.
• Concordato de 1851. El Papa reconoce a Isabel II como reina y acepta la pérdida de los bienes ya desamortizados. A cambio el gobierno español se comprometió a subvencionar a la Iglesia y a entregarle el control de la enseñanza y de la censura.
Constitución de 1845 vino a sustituir a la de 1837. De carácter más conservador que la anterior es de ideología liberal moderada y otorga más poder a la Corona:
• Soberanía compartida del Rey y las Cortes.
• División de poderes: Aumento del poder político de la Corona.
• Cortes bicamerales y sufragio censitario restringido (más que en 1837).
• Recorte de los derechos individuales, especialmente la libertad de expresión.
• Confesionalidad del Estado: “La religión de la nación española es la católica”.
III. EL BIENIO PROGRESISTA Y LA VUELTA AL MODERANTISMO (1854-1868)
El bienio progresista (1854-1856)
El autoritarismo de Narváez propició un creciente descontento: pronunciamiento de Vicálvaro (O'Donnell) y Manifiesto de Manzanares (O`Donnell y Serrano) con promesas progresistas. El golpe triunfó y se formó un gobierno presidido por Espartero.
En este gobierno destacó el general O'Donnell que creó un nuevo partido, la Unión Liberal, que cubría el espacio de centro entre moderados y progresistas. Durante este corto período destacaron las siguientes medidas:
• Desamortización general de Madoz (1855): civil y eclesiástica. Venta de bienes del clero secular (parroquias), de los municipios -bienes de propios (arrendados) y comunales (tierras aprovechadas por campesinos pobres)-, de las órdenes, de la beneficencia, etc. Las consecuencias de esta desamortización fueron variadas:
- Saneamiento de la Hacienda Pública.
- Aumento de la superficie cultivada y de la productividad.
- Empobrecimiento de municipios y campesinado que dio lugar a la emigración a América.
• Nuevas Cortes Constituyentes iniciaron la elaboración de una nueva constitución más progresista que no llegó a aplicarse: Constitución “non nata” de 1856.
• Ley de Ferrocarriles: propició la modernización económica del país impulsando el ferrocarril quitando trabas a la inversión extranjera.
La vuelta al moderantismo (1856-1868)
Las rivalidades provocaron la ruptura entre Espartero y O'Donnell, que dio un golpe de estado que trajo la vuelta de Narváez al poder en 1856. Se volvía así al régimen de la Constitución de 1845 con alternancia entre moderados de Narváez y la Unión Liberal de O`Donnell.
Gobiernos de O`Donnell: Esta época estuvo marcada por la euforia económica ("boom" de los ferrocarriles) y por el intervencionismo exterior: guerra de Marruecos, contra Perú y Chile, intento de recuperar Santo Domingo, expedición a México y a Cochinchina,.. Esta amplia actividad bélica buscaba devolver el prestigio del imperio perdido en América pero apenas dio resultado práctico para el país ni se lograron nuevas colonias.
Gobiernos de Narváez: En 1863 las discrepancias entre la reina y O`Donnell provocaron la vuelta de Narváez. La bonanza económica llegó a su fin, hubo malas cosechas y revueltas campesinas. A esto se sumaron las críticas contra el gobierno moderado porque gobernaba de forma autoritaria, consintiendo la corrupción y recortando libertades.
La expulsión de profesores simpatizantes con la oposición provocó una revuelta estudiantil que fue sofocada violentamente - Noche de San Daniel- al igual que el motín del cuartel de San Gil en Madrid. La brutal represión suscitó muchas críticas y el creciente autoritarismo de Narváez llevó a la formación del Pacto de Ostende: Unión Liberal, progresistas, demócratas y republicanos se aliaron para derribar a Isabel II y el régimen moderado.
En septiembre de 1868 estalló la revolución en Cádiz cuando una escuadra al mando de Topete se sublevó al grito de “Viva España con honra”. Pronto se unieron varios militares, las pocas tropas leales fueron vencidas, el gobierno dimitió y la revolución “Gloriosa” triunfó destronando a Isabel II.

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